martes, 27 de julio de 2010

“VIVE SOÑANDO EN DIOS”

CARTA CIRCULAR

Julio 2010



Queridas hijas en el Señor: Nos dice un Himno de Tercia del Breviario, este precioso verso, que nos va a servir de meditación: “SOÑAR, AMAR, SERVIR Y ESPERAR QUE ME LLAMES – TÚ, SEÑOR, QUE ME MIRAS, TÚ QUE SABES MI NOMBRE”.

Tú único sueño, hija mía, debe ser el crecer cada día más en el amor a tu Padre Dios. Si tienes tu corazón puesto en las cosas terrenas, en honores, en alabanzas, no podrás soñar en crecer en el amor a Él.
Cuanto más descubras a Dios como Fuente Única de Felicidad, tu corazón cerrará la puerta a todo lo que no sea Dios o te conduzca a Él.
Amar es el único fin de tu vida, porque cuando se prueba el amor divino, todos los amores humanos son tan efímeros y superficiales, que tarde o temprano mueren. Sólo el amor de Dios que se inicia en la tierra, será eterno.
Servir: cuando se ama de verdad a Dios, como todo amor es difusivo, necesariamente se proyecta sobre las personas, ya sea con palabras bondadosas, o ayudando espiritual o materialmente al que lo necesita. Hay más gozo en servir que en ser servido. Jesucristo es tu divino Modelo y El se pasó su vida sobre la tierra sirviendo a los pobres, multiplicando los panes para saciar el hambre de los desamparados, curando enfermos, etc., por tanto, trata de imitarle a Él. Vive esperando que Él te llame para llevarte al Cielo. Este deseo lo tendrás si has puesto su corazón sólo en Él.
Dice San Teresa del Niño Jesús: “Necesito olvidar la tierra; todo lo de aquí abajo me fatiga. Pasa la vida, avanza la eternidad. Pronto viviremos de la misma vida de Dios. Después de haber saboreado el manantial de las amarguras, apagaremos nuestra sed de felicidad en la FUENTE de todas las dulzuras. No seremos ya prisioneros en esta tierra de destierro; todo habrá pasado. Con nuestro celestial Esposo bogaremos por lagos sin orillas”. Vive, hija mía, “CON LAS MANOS Y LOS PIES EN EL SUELO,  PERO CON LA MENTE Y EL CORAZÓN PUESTOS EN ELCIELO”.
 “Tú, Señor, que me miras, Tú que sabes mi nombre”. Sí, hija mía, Dios, que vive y habita en tu alma, te está mirando continuamente con amor, con ternura. Él es tu Padre, y todo Padre amoroso como Él, no puede menos de  mirar a la hija que ha creado y a la que desea transformar en otro Él.
Pero no basta que El te mire, sino que es preciso que Tú le mires, no con los ojos del cuerpo sino con los ojos de tu alma, adentrándote dentro de ti misma, cerrando las ventanas de los sentidos. Tú ideal no debe ser otro que vivir mirándole a Él y sentirte mirada por Él. Cuando vayas a hacer oración ante el Sagrario, puedes estar SEGURA DE QUE TE MIRA Y TE AMA PARA QUE TÚ LE MIRES Y LE AMES.
No sólo sabe tu nombre, sino que te conoce mejor que Tú misma te conoces, pues Él vive dentro de tu corazón. Él conoce tus pensamientos, tus sufrimientos, tus alegrías.
Cuando te presentes ante Él te llamará como a María, en el día de la Resurrección, por tu propio nombre. Así como ella le descubrió cuando escuchó: ¡María!, así tú le descubrirás cuando amorosamente te llame por tu  nombre.
Vive, hija mía, SOÑANDO, AMANDO, SIRVIENDO, ESPERANDO QUE El TE LLAME.
Con mi santo cariño de Padre en el Señor.

P. Julián Lorente Lozano

¿CÓMO FORTALECER TU “HOMBRE INTERIOR?”.

CARTA CIRCULAR
Junio 2010


 Queridas hijas en el Señor: Nos dice San Pablo en su Carta a los Efesios, capítulo 3, versículo 16: “Que Dios os conceda ser poderosamente fortalecidos en el hombre interior por su espíritu” Existe en ti, como en mí “el hombre animal  y el hombre interior”. El primero nació contigo y sigue en ti, y el segundo, u hombre interior,  ha sido puesto en tu alma por Dios.
El hombre interior es tu espíritu humano, regenerado por la divina gracia; es el hombre espiritual que ha renacido porque ha renunciado a las cosas mundanas y a los placeres de los sentidos, los cuales utiliza sólo para caminar hacia Dios.
Existe en ti, si es que buscas la santidad de verdad, una permanente lucha entre tu hombre animal y tu hombre interior, y sólo vencerás al hombre animal ayudada por los Dones del Espíritu Santo, que Él infunda en tu alma
Si tú colaboras con dichos Dones, Cristo habitará en ti  por la fe, pero no sólo Cristo, sino Él unido al Padre con el Espíritu Santo. Pero su presencia en ti es cada vez más profunda, cuanto más tú vivas dentro de ti, apoyada y refugiada en  ELLOS.
Si quieres crecer en el amor, has de vivir a lo largo de tu vida, unida a la Fuente del Amor, que vive dentro de ti.
Te darás cuenta, hija mía, que es problema de generosidad por tu parte. Si tú, como alma consagrada, crees con espíritu de fe, que la Santísima Trinidad mora y habita en ti, con el objeto de divinizarte, venciendo de esta manera a tu “hombre animal” que llevas dentro, que no es otro que tu amor propio, orgullo, soberbia, envidia, etc., lograrás que triunfe y crezca en ti el “hombre interior”, haciendo cada día más vigoroso y divinizado; pero si no colaboras con Dios y te dejas arrastrar  por tu “hombre animal”, no sólo no avanzarás en el camino de la santidad, sino que cada día serás más esclava de tus bajos instintos, lo que te llevará a sembrar desamor, división, discordia, entre tus hermanas de Comunidad.
Si así te comportas, observarás que cada día tienes menos hambre de Dios, de oración, de silencio interior, de sembrar paz, dedicándote a criticar, a murmurar, a humillar a toda hermana o  persona que no piense como tú.
Eres cristiana y consagrada en la medida que vivas en amor con Dios y con  las personas con las que te relaciones, descubriendo a la  vez que el camino que te lleva a Dios, además de la oración, es el sufrimiento, la mortificación, las humillaciones, la humildad y el desprecio de ti misma.
Como vez se trata de cumplir lo que dijo Jesús: “Quien quiera ser mi discípulo que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga”.
Es curioso observar, cómo Religiosas que viven en un mismo convento, ya gozan de un Cielo anticipado en sus  almas, mientras que otras sufren un verdadero martirio, producido por sus bajas pasiones que las tienen esclavizadas. Sé tú, hija mía, del grupo de las que gozan ya  un Cielo anticipado.
Con mi santo cariño de padre en el Señor.



P. Julián Lorente Lozano


¿QUÉ DEBES HACER PARA UNIRTE MÁS A DIOS?

Carta Circular
Mayo 2010


Queridas hijas en el Señor: Si dijo San Agustín: “Mi amor a Dios es mi peso ante Él”, quiere decir que cuanto más vigoroso y fuerte sea tu amor a Dios, más tu corazón y todo tu ser, se unirá a Dios y te sentirás arrastrada santamente hacia Él. Cuanto más fuerte sea tu amor a Dios, más te meterás en Él, y más Él se meterá dentro de ti para divinizarte.
Pero tal vez me preguntes. ¿Cómo logro fortalecer y aumentar mi amor a Dios? Pues  ejercitándolo. Así como un atleta se hace más fuerte cuanto más  se ejercita en correr, en levantar pesos etc., así tu alma y todo tu ser se fortalecerán en amar a Dios, cuanto más lo ejercites. Pero dicho ejercicio ha de ser generoso, voluntario, querido, a la vez que intenso, es decir, que intervenga en ello todo tú ser.
Si haces actos de amor solo con los labios, de poco servirán para hacerte crecer en el amor a Dios, pero si los haces con  ARDOR, dándote cuenta que estás amando a Dios, entonces dichos actos te unirán fuertemente a Dios.
Debes procurar, hija mía, cuando vas por la calle, ir haciendo actos de amor, y no dejándote arrastrar por la curiosidad  hacia los escaparates. A la vez que inicias tus actos de amor dile a tu Padre Dios: Ignoro, Padre mío, si los actos de amor  a Ti los haré con toda la intensidad que debiera, pero acéptalos con agrado ya que mi deseo es caminar en todo momento unida a Ti.
Ya sabes, hija mía, que el momento mejor para unirte con tu Padre Dios, es la oración que realizas en la Iglesia, en el oratorio o a solas en el Sagrario de tu alma.
Procura, hija mía, en la medida de tus posibilidades, unirte a Él, aunque reconozcas tus limitaciones,  tus distracciones involuntarias, pero Él ve, porque conoce tu corazón, que vas a la oración porque le amas y no por cumplir algo que está mandado.
Por eso, hija mía, debes sentirte feliz y llena de paz, si observas que cada día tienes más hambre de oración, pues ello indicará que va creciendo en ti el amor hacia Él.
Ya sabes que cuando se ama a  una persona se está deseando verla, estar junto a ella, pues esto ocurre cuando crece el amor hacia Dios. De tal manera influye dicho amor a Dios en el corazón, que es lo ÚNICO QUE DA SENTIDO A TU VIDA DE PEREGRINA, pues cuanto más se llena tu corazón de su amor, más descubres el superficial valor de las cosas terrenas.
No te extrañes que Santa Mónica le dijese a su hijo San Agustín: “Hijo mío, en cuanto a mí, no sé lo que hago en la tierra, pues todo me hastía y sólo me hace feliz el amar Dios”. Esta frase, hija mía, has de procurar hacerla tuya algún día, y sólo lo harás en la medida que te metas en Dios y te veas invadida por Él.
Cuando veo a Religiosas ancianitas pendientes del Televisor, de la Radio o del periódico, no puedo menos que sentir pena de ellas, porque indica que no han sabido abrasarse en el amor de Dios. El tiempo sólo tiene sentido cuando se le emplea en hacer crecer  en nuestro corazón el amor a Dios.
Con mi santo cariño de padre en el Señor.


P. Julián Lorente Lozano

ALIMÉNTATE CON EL PAN DE VIDA


Mis queridos amigos y hermanos en el Señor:
Como en este mes de junio celebramos la Fiesta  del Corpus Christi, hoy vamos a tratar con santa  alegría, sobre el regalo que nos dejó Jesucristo,   convirtiéndose, a través de la Sagrado Hostia, en el  alimento espiritual de nuestras almas.  Recordemos el momento en el cual se convierte en  nuestro Pan de VIDA.  “Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo,  lo partió y dándoselo a los discípulos dijo:  “Tomad y comed, este es mi cuerpo y tomando  un cáliz y dando gracias, se lo dio diciendo:  Bebed de él todos, que esta es mi sangre de la  alianza, que será derramada por muchos  para remisión de los pecados”. Mateo 2,26-  28.
 A lo largo del año litúrgico hemos vivido  desde los misterios de la vida de Jesús,  a la Trinidad Santísima, que también  hemos celebrado.  Jesús, que es nuestro Mediador y   nuestro Camino, nos ha llevado al encuentro de la Santísima Trinidad, y el Domingo del Corpus Cristi, la Santísima Trinidad, quiere de nuevo conducirnos a Jesús considerado en su Eucaristía. Se cumple aquí la afirmación que Jesús hizo un día: “Nadie viene al Padre sino por mí” Juan 14,6 y también dijo: “Nadie puede venir a mí si mi Padre no le trae” Juan 6,44. 

Es este, el itinerario que tu alma cristiana ha de seguir: De Jesús has de ir al Padre y el Padre te llevará a Jesús. Jesús es nuestro Pontífice, nuestro puente de unión entre Dios y nosotros, entre Dios y tu alma.
La fiesta del Corpus Cristi no es un simple recuerdo del Jueves Santo en el que se  instituye la Eucaristía, sino que es un hecho actual de la presencia siempre viva de Jesús en medio de nosotros. No nos ha dejado huérfanos cuando se ha marchado en el día de la Ascensión al Cielo si no que se ha quedado con nosotros en la integridad de su persona con toda su humanidad y su divinidad.
Si Él nos dijo: “Sin Mí nada podéis”, lo dijo porque conoce profundamente nuestra condición humana. Hemos nacido, con el pecado de egoísmo, de orgullo, de envidia, de soberbia, de codicia, etc. Y Jesucristo se ha quedado en la Eucaristía como divino médico para curarnos de esas enfermedades en la medida en que nos dejemos curar por Él.
Se ha quedado como divino alimento, pues en la subida hacia la montaña de la Perfección no tendrás fuerzas para llegar a la cima si no te alimentas de Jesucristo.
Ese “Tomad y comed” que leemos en el Evangelio, es porque así como la comida es fundamental para la vida humana, pues cuando nos alimentamos de Cristo, Cristo penetra tan profundamente en nosotros que va cristificando todo nuestro ser, nuestra mente para pensar como Cristo piensa, con espíritu de fe y no guiados sólo por la razón o el sentimiento. Va penetrando y cristificando nuestra alma, va cristificando nuestro corazón, va cristificando nuestro cuerpo para que se vaya espiritualizando cada día más. Se me ocurre pensar que podíamos preguntarle a Agustín de Hipona, “Agustín, ¿Cómo alcanzaste la santidad?” Y él nos responderá con toda sencillez: “Alimentándome de Cristo, Pan de Vida”.
Con razón un día sintió que Jesús le decía en el momento de comulgar: “Agustín, no eres tú el que me transformas en ti, sino que soy yo el que poco a poco voy transformándote en Mí”.
Pero, mi querid@ herman@ perdona que distinga entre recibir simplemente la Comunión y Comulgar.
El recibir la Comunión no lleva compromiso alguno: Sacas la lengua, el sacerdote deposita la sagrada forma en ella, y nada más, eso es todo; o pones la mano, si es la costumbre, tomas la forma, te la comes y se acabó, sin más compromiso.
Pero, mi querid@ herman@, comulgar es: entrar en comunión con los íntimos y profundos sentimientos de Cristo en relación con su Padre y en relación con nuestros hermanos. Y esto lleva un compromiso; comulgar es un compromiso; comprometerse con Cristo a vivir según los sentimientos de Él en relación con el Padre, lo que te lleva a una vida de intimidad y de oración seria y profunda y a hacer tuyas las alegrías, las tristezas y las penas de tus hermanos.
Pero me vas a preguntar: ¿Y cómo sé yo si comulgo de verdad o por el contrario, simplemente recibo la Eucaristía? Creo que te lo he dicho alguna vez y te lo voy a repetir: Para saber si de verdad comulgas tienes que sentir cada día más hambre de Dios, más hambre de oración, más hambre de silencio interior, más hambre de soledad y más hambre de darte generosamente en servicio a tus herman@s sin esperar recompensa alguna.
Si esto no lo sientes al cabo de un año, dos o tres que comulgas, indicará, mi querid@ herman@, que no estás tomando Comunión, sino que estás recibiendo simplemente la Eucaristía.
Si le preguntamos también, mi querido herman@, a una Eva Lavalliére, la gran pecadora, o a un Carlos de Foucauld, el gran pecador que lo expulsaron del ejército francés, por su vida mundana;  recuerda cuando se fue a Argelia, que lo mandaron como teniente a Argelia del ejército francés.
Preguntadle a Eva Lavalliére aquella artista de teatro, y a Carlos de Foucauld, ¿cómo han logrado llegar a esa vida de intimidad con Cristo? Y os dirán igual que Agustín de Hipona: “Porque nos alimentamos de su Eucaristía”.
Recuerda el dato concreto de cómo a Carlos de  Foucauld lo mataron precisamente en una noche en la cual él estaba a solas ante la Eucaristía, ante la pequeña custodia que noche y día él tenía expuesta en su pequeña capilla de allá del desierto de Sahara francés.
Mi querid@ herman@: Si quieres de verdad ser sant@, aliméntate de esa santidad que Cristo te va a transmitir a través de una íntima comunión con Él. Pero recuerda: La Comunión no dura sólo un instante, mientras las especies sacramentales permanecen en ti. La Comunión es un compromiso de permanecer a lo largo del día, unida íntimamente con Jesucristo y a través de Jesucristo con tu Padre Dios.
Con mi santo cariño en el Señor os saludo y bendigo.
                          
  
Nota: Querid@s amig@s: Después de leer esta hoja, no la  rompas, ofrécela a tus amig@s y te lo agradecerán. 

miércoles, 5 de mayo de 2010

ORIGEN DE LA CONGREGACIÓN





La Congregación de Hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia, nace en la ciudad de Loja el 13 de septiembre de  1965; siendo su fundador el Rvdo. Padre Julián Lorente Lozano, sacerdote diocesano residente entonces en la ciudad de Loja, y que pertenecía a la Diócesis de Ávila-España; y Cofundadora, la Rvda. Hermana Amada Graciela Campos Delgado, religiosa del Instituto del Buen Pastor, ecuatoriana.

SU NOMBRE
Nuestra familia religiosa nace con el nombre de Congregación de Misioneras Sociales de la Iglesia. Bajo la inspiración de Dios a un sacerdote Español que recorrió Latinoamérica y el Caribe como misionero en 1965, año del concilio Vaticano II.

MISIONERA:
Su apostolado específico será la evangelización. Su entrañable amor por la salvación de todos los hombres y mujeres la hace sentirse consagrada y enviada por el Señor para predicar el Evangelio, tanto con su testimonio de vida, como con su palabra, preferentemente a los más pobres y desheredados de nuestra sociedad, que viven en los suburbios de las ciudades, en los pueblos y barrios de nuestra geografía.

SOCIAL:
En el campo social sintiendo como propios los gozos, las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren. Para la misionera nada hay verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón.

IGLESIA:
Realiza su actividad misionera por mandato y en nombre de la Iglesia y en comunión con el Vicario de Cristo y con los ordinarios del lugar, Luz que brilla en medio de las tinieblas en el mundo actual.

CARISMA


CARISMA
Sentimiento maternal de compasión de Dios hacia los hambrientos de lo divino, de pan y de cultura; hacia los pobres, los marginados, los oprimidos los enfermos los que el Señor califica de bienaventurados. Llevarles el amor de Dios haciéndoles conocer que es su Padre que les ama, enviándoles  a su Hijo Jesucristo para saciarlos de salvación y santificarlos con su Espíritu.

ESPIRITUALIDAD  MISIONERA SEGÚN LAS CONSTITUCIONES.
Nuestra espiritualidad es Trinitaria, el Padre envía a su Hijo que viviendo pobre, obediente y virgen, inauguró el Reino de Dios y nos envió su Espíritu Santificador.
Contemplaremos al Cristo pobre y humilde trabajando en Nazaret.
Debe ser preocupación principal de toda Misionera Social de la Iglesia hacer de su vida un diálogo con su Padre Dios, tratando con Él de corazón a corazón lo que le hace vivir ya con sus afectos en el cielo, para de esa manera llegar a identificarse con el Esposo pudiendo decir como San Pablo: “ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí”.
La esposa no debe tener otra ilusión que asemejarse, transformarse, identificarse y perderse en el Esposo Divino. Ello lo alcanzará la Misionera con una intensa conversación con las Tres Divinas Personas que moran en su alma.

FUNDAMENTO DE LA MISIÓN
Para las Misioneras Sociales de la Iglesia el origen de la misión tiene su fundamento en el pasaje de Mc, 6,34. “Al bajar Jesús de la barca vió la multitud y sintió compasión de ellos porque estaban como ovejas que no tienen Pastor”
Jesucristo envió a sus Apóstoles a todas las personas y pueblos, a todos los lugares de la tierra. Por medio de los apóstoles, la Iglesia recibe una misión universal, que no conoce confines y concierne a la salvación en toda su integridad, de conformidad con la plenitud de vida que Cristo vino a traer.
Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la Roca que es Cristo y su Palabra.
Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. La Iglesia busca intensamente poner en contacto a todos los hombres con la revelación, porque siente profundamente el carácter determinante de la verdad que Dios le ha comunicado. Y lo hace porque la evangelización es su vocación y su gloria, es la manifestación de su identidad.
La misión de la Iglesia es la misión de Cristo, la cual estuvo centrada en el anuncio del Reino presente en su persona. La Iglesia y el Reino anunciado e inaugurado por Cristo están íntimamente unidos, ya que la Iglesia no es un fin para sí misma, sino que está ordenada al Reino.
Vivimos además,  en una época en que los términos misión y misionero todavía tienen un uso restrictivo, reduciéndose en sus horizontes a los limites geográficos y personales en que trata de actuar y caminar cada comunidad.
La evangelización es un proceso dentro del cual se integran varios pasos, medios y actividades. La descripción que nos proporcionan los documentos eclesiales (sobre todo, Evangellii Nuntiandi y Redemptoris Missio) muestra que este proceso se comienza con el testimonio evangelizador; luego se hace el anuncio de la Buena Nueva; después la conversión y crecimiento en la fe; a continuación la vivencia comunitaria eclesial; y finalmente el compromiso evangelizador o misionero.

NUESTRA MISIÓN EN LA IGLESIA DE HOY
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: En que Dios envió a su Hijo único, para que vivamos por medio de Él.
La palabra misión indica envío. Si la Iglesia recibe de Dios a través de su Hijo la misión de evangelizar significa que eres enviada por Dios, Jesucristo y a través de la jerarquía de la Iglesia desde el momento que aceptas las constituciones de nuestra familia religiosa llamada Misioneras Sociales de la Iglesia
El ideal de la Misioneras Sociales de la Iglesia es servir a nuestros hermanos para hacerlos hijos de Dios y que viven todos formando la gran familia de Dios.
Convencidas de la necesidad urgente y actual del mandato divino y de que la Iglesia es Sacramento universal de salvación, la Misionera colabora con su apostolado para que ello sea cada día más una realidad.

La Misionera Social de la Iglesia se desarrolla en los siguientes campos específicos:
  • Evangelización
  • Pastoral parroquial
  • Equipo misionero
  • Misión Ad gente
  • Formación de los asociados misioneros
  • Pastoral de los medios de comunicación social
  • Promoción humana y Cristiana
  • Talleres de formación de la  mujer para el hogar
  • Centro de desarrollo para la joven
  • Pastoral de la salud
  • Formación de pequeñas comunidades
  • Asistencia Social
  • Centro de desarrollo infantil
  • Centros geriátricos
ROSTRO HUMANO Y  ESPIRITUAL DE LA MISIONERA SOCIAL DE LA IGLESIA
El primer rasgo de la Misionera Social de la Iglesia es reproducir, con la gracia divina el Sentimiento maternal de Compasión de Dios  siendo una mujer bondadosa, comprensiva, sencilla y acogedora hacia los hambrientos de lo Divino de pan y cultura.
Ella está convencida que cuanto más perfecta sea humanamente más potencializara las gracias divinas recibidas a favor del Cuerpo Místico; su labor permanente será, no sólo la conquista del mundo para Cristo sino la conquista de su propio yo.
A de tener un afán de superación conquista y crecimiento recordando que la lucha es constante, que lo que se estanca muere. La vida es tarea y  conquista, servicio y misión.
Es preciso que cada misionera tenga un conocimiento perfecto de sí misma, de sus virtudes y defectos, de sus posibilidades y limitaciones. El Reino de Dios está dentro de nosotros, dijo el Señor. Si sólo vemos nuestros defectos caeremos en pesimismo, si sólo vemos virtudes caeremos en el angelismo. Piense la misionera que toda mujer que su sicología subjetivista, le es más fácil caer en su insinceridad al tratar de conocerse como es. Después de cada acción pregúntese porque y para qué lo ha hecho, es preciso profundizar en los acontecimientos, para adquirir un conocimiento profundo de la vida.

La misionera ha de ser mujer sincera y transparente: Ha de tener la virtud de la sinceridad tanto en  sus palabras como en sus actitudes. Decir siempre lo que piensa y siente, difícilmente se es sincero con Dios cuando no lo somos con nuestros semejantes.

Ha de ser mujer de fe: Con naturalidad a de hablar de lo que ella vive, siente y experimenta en su trato con Dios a de transmitir a los demás sus vivencias. El mundo de hoy está harto de teorías, exige almas que hablen cara a cara con Dios y traigan el aliento Divino. La misionera sabe que para hablar a los hombres de Dios, tiene que hablar mucho de Él con los hombres

Ha de ser mujer de dialogo: Sabe escuchar porque se siente pobre, sabe comprender porque conoce que cada persona es un mundo distinto al suyo, sabe aceptar a los demás como son, porque ella se acepta así mismo; sabe comunicar su verdad porque reconoce que las gracias recibidas no son para exaltar su vanidad sino para dar gratis lo que ha recibido gratis de Dios.

Ha de ser mujer de paciencia: Ha de  ser paciente consigo misma, aceptándose como es, tratando de santificarse con sus propias virtudes y limitaciones; ha de ser paciente con Dios en las pruebas espirituales a las que Dios se digne someterla con el fin de santificarla. Ha de ser paciente con los demás sufriendo los defectos de su prójimo. Aceptar el mundo como es ingrato, olvidadizo de favores recibidos, egoístas. A de ser capaz de vivir y asumir la soledad en que su camino de seguimiento a Cristo pueda encontrar.

Ha de ser mujer libre y pobre: Con la libertad de los hijos de Dios que no hace otra cosa que cumplir la voluntad de su Padre.
Su corazón a de ser libre sin dejarse llevar de simpatías.

Ha de ser una mujer llena de amor hacia todos: Muriendo así misma vive para Dios y por Él para  todos los demás. Se siente la madre cósmica de todos preferentemente de los huérfanos, de los mendigos, de los marginados, de todos los que tienen hambre de pan, de justicia y de amor.

Ha de ser mujer testigo de trascendencia: Dios es el centro de la vida de la misionera sin Él su existencia no tiene sentido, a de irradiar a Cristo con su mirada, conversación, actitudes y acciones, que cuantos hablen con ella se sientan impregnados de Dios.

Ha de ser mujer en continua renovación y adaptación: Comprende que la vida es una continua renovación, una permanente metanoia, siendo fiel a Jesucristo y a su evangelio, al tiempo y al hombre de hoy.

Ha de ser mujer profeta: La misionera guiada por el Espíritu Santo discierne los signos de los tiempos que son también la voz de Dios, siendo fiel al pasado, al presente y al futuro. Sabe que toda postura inmovilista es injusta, como lo es toda postura que quiere partir desde cero, olvidando el pasado. Sabe que lo nuevo sólo es auténticamente válido si conserva lo antiguo, y lo antiguo sólo es válido si se renueva.
Las virtudes que mejor identifica a la Misionera Social de la Iglesia son la misericordia y la pobreza que son las que la configuran con el rostro maternal de compasión de Dios.

martes, 4 de mayo de 2010

FOTO DEL CAPÍTULO

PLAN GLOBAL 2004-2009 - JUSTIFICACIÓN


Guayllabamba, Febrero 24 de 2005

Queridas hermanas:
Pongo en sus manos este nuevo ejercicio de planeación de la Congregación de Hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia, el mismo que ha sido debidamente revisado, trabajado y aceptado por el Consejo General y con el aporte valioso de cada una de ustedes.
Hacía falta una planeación a nivel Congregacional como instrumento válido para impulsar, con más dinamismo, todo nuestro quehacer comunitario a nivel general. Por lo tanto, hermanas, las invito a acoger este nuevo trabajo con gran amor y en la esperanza de contribuir al desarrollo de la vida de la Iglesia y de nuestra Congregación mirando siempre al presente y al futuro.
Confío plenamente en esa gran dosis de buena voluntad y generosidad de todas y de cada una en particular, para unir nuestros esfuerzos y lanzarnos a seguir trabajando por la causa del Reino. Agradezco de todo corazón al P. Alexander Echeverry Arévalo, Sacerdote Eudista; así, como a las hermanas del Consejo General quienes, con tanta dedicación, han colaborado en la elaboración de este proyecto.
Que la Virgen María, nuestra madre nos bendiga en este nuestro proyecto que ahora comenzamos.
Afectísima en Cristo misionero,

Hna. Consuelo Aguilar, msi
Superiora General


INTRODUCCIÓN
«Hacerlo todo para cumplir nuestra misión de amor»
Es el secreto para seguir trabajando con la misma ilusión hasta morir. Frase con la que nuestro Padre Fundador expresa el objetivo más hondo y sublime del “SER” Misionera Social de la Iglesia.
Queridísimas hermanas, con toda seguridad esta “MISIÓN DE AMOR PARA AMAR AL AMOR” en el hoy y aquí de nuestra vocación y consagración específicas, dará los frutos deseados si cada Misionera, dócil al Espíritu, en su comunidad fraterna, diariamente, se revitaliza y se renueva con la fuerza de la oración profunda y la contemplación del verdadero Amor que lo llena todo y lo hace todo nuevo.
Así, que, para expresar este amor, saber darse, saber abrir las manos a los cristos pobres y necesitados, verdaderos regalos a nuestra vocación y carisma, el Gobierno de la Congregación, se permite presentar el siguiente Plan Global previsto hasta el 2009.
Este trabajo mancomunado, comprende, en primer lugar, el ejercicio dedicado de todas hermanas participantes de la Asamblea General de septiembre de 2004 que, a partir de cuatro ejes temáticos: Gobierno General, Formación, Misión y Carisma, Personal y Comunidad, expresaron sin temor, pero, mirando más las posibilidades de crecimiento, las fortalezas, las limitaciones, las causas, consecuencias y las sugerencias respectivas.
Finalmente, el Consejo General, con la ayuda del P. Alexánder Echeverry, cjm, con lo hecho por las hermanas asambleístas, convirtieron esos mismos ejes temáticos en estrategias de planeación del presente Plan Global que, con la orientación del Gran Amor, y su Santo Espíritu, esperamos saber conducir esta barca, nuestra familia Misionera Social de la Iglesia.
Hna. Ángela Jima, msi
Vicaria General

Finalidad:
Promover y desarrollar en la Iglesia el Amor Misionero y Misericordioso de Dios para que broten los signos del Reino en todos los hambrientos de Dios, de pan y de cultura.

Visión:
Las hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia, Vivirán con pasión interna y externamente el sentimiento de la compasión itinerante de Dios.

MARCO DOCTRINAL: PREPARARSE PARA RENOVARSE EN EL AMOR
«Ahí está el secreto para seguir trabajando con la misma ilusión hasta morir: hacerlo todo para cumplir nuestra MISIÓN DE AMOR»
Frase hermosa del P. Julián Lorente, fundador de las hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia, con la cual está expresando el objetivo más sublima: “amar al Amor”. Esta verdad de amor debe resonar en los corazones de toda Hermana Misionera Social de la Iglesia, para enfocar bien su misión y carisma en la sociedad y en la Iglesia, buscando siempre la perfecta gloria de Dios.
Esta frase, “Misión de Amor”, está dentro de la carta de septiembre de 1982, en la cual el P. Julián, expresa hasta donde debe llegar la locura por Jesucristo y cuál debe ser la actitud de toda religiosa Misionera Social, frente a su trabajo apostólico, que muchas veces es mal pagado, vituperado y menospreciado. Pero, ¡qué bueno que la gratuidad venga de Dios! Porque si viene de quienes ustedes han ayudado, entonces no tendría valor su trabajo.
Con lo anterior, podríamos decir que, esta frase en la apropiada para pregonar la razón de ser de esta comunidad en la Iglesia, por tanto, su trabajo apostólico debe estar enfocado en continuar y completar el reinado de amor de Jesucristo en todos los ambientes sociales (mies mundana), a los cuales han sido llamadas ustedes.
Este llamado es específico y especial, ya que comporta el compromiso de encender el amor, con el Amor, en aquellos, en los cuales, los males sociales están apagando la llama de la vida eterna en esta historia. De ahí, que todas ustedes tendrán que entrar a renovar la mente, y, el corazón, y, las estructuras de misión de esta Congregación.
La Misión de Amor, requiere renovarse hacia dentro para que pueda brotar un amor acrisolado que pueda ser verdadero “Oro de Amor” de Jesús a través de ustedes. Si no hay la disponibilidad de sanar heridas, entonces, la terquedad y la cerrazón obnubilarán la luz del amor en ustedes, quedarán marchitas, infecundas y baldías para el amor en ustedes y para propagarlo en la misión.
Recuerda:“el Amor Divino es fuego que abraza, que quema, que destruye todo lo que hay en nosotros de miserable, para crear una nueva criatura en perfecta armonía con Jesucristo su Hijo, nuestro modelo” ( P. Julián. Cc 04/ 1990).
La memoria aseguraba al pueblo de Israel y a la primitiva comunidad cristiana , la permanencia en la fidelidad al Señor, la solidez de una identidad particular, y la fuerza para renovar, mediante la creatividad del Espíritu, la vida común y la misión permanente. Por eso, hacer memoria fundacional y traer a la vida ese amor que les cautivó, les asegurará audacia e intrepidez para el presente y para el trabajo por desarrollar.
Ese Amor es hoguera intensa e inextinguible que llega a tu pobre madera humedecida por la costumbre, el miedo al cambio, el capricho, el apego a las cosas, lugares, personas, la seguridad falsa que brinda el mundo, y la enciende en llamas de amor que consumen este anquilosamiento religioso, purificándote y haciendo de ti, una antorcha social encendida perennemente en medio de la comunidad y del trabajo en la mies. Por eso, hay que empezar a organizarse, planear la vida y el rumbo que debe seguir este amor divino en el mundo y en la Iglesia a través de ustedes, corredoras y atletas, en esta carrera de amor por pregonar a los cuatro vientos el Amor que debe ser amado: Jesucristo.
“El Señor no nos concede la gracia como una linterna que se guarda en el bolsillo para uso particular; ni nos ha constituido en lámparas del Santísimo, sino que nos ha plantado en la sociedad como farolas públicas para que alumbremos la casa, la cuadra, el barrio, el trabajo, la familia, el matrimonio, las amistades, los corazones rotos y apagados, porque: “Vosotros sois la luz del mundo” ( Mt 5,14) ( Atilano Alaiz. La conversión de los buenos).
Esta gracia que ustedes han recibido para dejarse formar por el Espíritu en una comunidad fraterna en el amor, requiere ir caminando a la par y al ritmo del mundo para poder dar respuestas de Amor de Dios que impregnen corazones, satisfagan expectativas, indiquen senderos de santidad y de renovación en la sociedad y sus ambientes. De ahí, que esta gracia hay que ponerla a producir y para que los frutos en ustedes sean abundantes y movidos por el mismo Espíritu.
La gracia que Dios les ha dado de ser amor en la Iglesia y de comunicarlo en medio de una sociedad sin amor, con falsos amores y mendicante de cualquier amor, les obliga a estar en profunda oración y contemplación del verdadero Amor, para que recibiendo de él todo, puedan darlo todo sin esperar nada a cambio. Su pequeño corazón se convierte en lugar permanente del gran e inmenso amor de Dios que lo llena todo y lo hace todo nuevo. Si esto es así, entonces, tiene sentido estar pensando cómo navegar en este mundo, qué rutas, qué guías y que compañeras y compañeros necesitan para cumplir esta misión de amor. Por eso, es pertinente entrar en estado de revitalización y renovación comunitaria, para encontrar la fuerza de Dios y socializarla en medio de las personas.
La planeación no es la panacea, pero sí, les dará directrices claras por donde encaminar todo ese potencial de Amor Misionero que el Señor les ha dado y les seguirá dando porque: “ el amor es una exigencia a la cual no puedes resistirte”. Por tanto, es preciso que en esta planeación se involucre cada hermana, ya que cada una de ustedes es una llama que se necesita para que la hoguera de amor crezca y el Señor resplandezca a través de ustedes. Recuerden: “no amar es morir” ( P. Julián).

1. IMÁGENES ERRÓNEAS DEL DISCIPULO MISIONERO
El simple hecho de predicar o misionar no está exento de concepciones equivocadas y generalmente hacen más mal que bien a la causa del evangelio. Veamos algunos ejemplos:
HUMANISMO SIN APERTURA A LA TRASCENDENCIA. Posee el misionero una excesiva insistencia en lo temporal y en los valores humanos, descuidando los llamados tradicionalmente sobrenaturales.
ESPIRITU DESENCARNADO. Será el polo opuesto. Es una especie de misticismo que busca la solución de todos los problemas humanos o los interpreta, a través de los medios sobrenaturales, con actitudes de desprecio o desconfianza hacia lo temporal.
CLERICALISMO. ( madre súper superiora). Actitud con la que se enjuicia sin criterios cristianos y sí con criterios moralizantes y dogmáticos. Busca protagonismo, toda acción está centrada alrededor del misionero y sus pensamientos; su estilo es impositivo, excluyente y paternalista. Sobreprotección que no hace crecer.
ACTIVISMO. La acción es casi como el único fin. Es bueno lo que produce mucho y pronto. Este inmediatismo pragmático supone el peligro de la vaciedad interior, de la pérdida de las motivaciones y del desplazamiento hacia otros movimientos o pedagogías mas eficaces.
INTELECTUALISMO. Identificación del cristianismo con lo doctrinal, lo ideológico, del que el sentimiento de la vida están ausentes; cuando la vida se domina intelectualmente, se etiqueta, se generalizan los problemas, se diagnostican las soluciones, y se tiene la impresión de que se “vive”. Identificación de ser cristiano con lo doctrinal.
SNOBISMO. Búsqueda de todo lo nuevo en experiencias, ideas, técnicas; todo, por un afán de novedad de escapar a la rutina, de ser admitido en los grupos que viven otros valores; aceptar lo nuevo sin juicio crítico. Intento de fundamentar todas las actitudes en el Evangelio. Afán de novedad.
CENACULISMO. Posee espíritu de Ghetto, propio de grupos donde existe o se busca un fuerte calor humano o espiritual. Muy centrado sobre la propia vida de grupo, con mucha carga afectiva y poca proyección social. La vida de grupo los acapara: hacen y viven su escala de valores, y a menudo, desatan su agresividad contra otros grupos o mentalidades, engendrando una intolerancia notoria.
CONTESTATARIO. Son grupos generalmente de jóvenes con tendencia elitista, fuertemente agresivos, que crean su propio credo y moral en nombre de la autenticidad social o cristiana; están sumamente influidos por una sicología propia de minoría profética y condicionada por un análisis parcial de la realidad, con evidente peligro de subjetivismo. Protestan, no escuchan; solo hablan.

2. IMÁGENES ACERTADAS DEL DISCÍPULO MISIONERO
Ser DISCÍPULO, servidor, comporta el siguiente decálogo .
Su origen es la gracia del Señor quien llama y elige.
Su calidad dependerá de la capacidad de servicio y las motivaciones esenciales para ejercer su servicio.
Su dinamicidad estará marcada por la apertura al Espíritu y la permanencia y adhesión al Señor en medio de la comunidad.
Su efectividad sólo será medida por la comunidad que necesita del servidor y sus servicios, pero que también evaluará su eficacia.
Su alimento será la adhesión total a la Palabra viva y testimoniada, a la Eucaristía alimento espiritual y de comunión, y a la laboriosidad empleada y compartida en medio de los hermanos.
Su fuerza y actualización lo obtendrá de la efusión viva y transformante del Espíritu de Dios que todo lo recrea y hace nuevo.
Su especificidad estará marcada por su rol y labor, pero en el esquema de apertura y comunión.
Su sentido eclesial será la complementariedad, solidaridad, trabajo colegial, sentido de Iglesia, obediencia solícita, prudencia y sabiduría de Dios.
Su formación dependerá del Espíritu y de quienes estén al frente, con autoridad de vida e idoneidad, para orientar y enseñar.
Su marketing será su propia vida, persona, actitudes, perspectivas, sueños, etc., fundamentados en el Señor Jesucristo.

EL SERVICIO DEL DISCÍPULO MISIONERO
Abordemos desde la perspectiva neotestamentaria la figura del discípulo del Señor colocando como punto de reflexión el servicio, con el fin de puntualizar para la Misionera Social de la Iglesia su verdadera razón de ser: servir al Amor, en su amor, para dar el Amor.
Cabe aclarar que hablaremos en categorías ministeriales, pero éstas no serán obstáculo para iluminar el propósito de impulsar renovación intracomunitaria y el ejercicio apostólico de ustedes. De ahí, que al hablar de ministerios y servidores, estaremos tocando igualmente las fibras sensibles de la experiencia ministerial de ustedes como Misioneras (ministras de la Iglesia) con un carisma especial.

3.1 El servicio al Evangelio, pasión fundamental de la Iglesia en la época del N. T.
El NT. es un testimonio sobre la única y fundamental preocupación; la pasión por el Evangelio. Los primeros creyentes están preocupados solo por transmitir la Buena Noticia de Jesús, dar a conocer su Evangelio y su resurrección (ad intra y ad extra). La Iglesia se evangeliza y es evangelizadora.
La pasión por Evangelio, razón de ser del ministerio de Jesús.
Esta pasión marcó la existencia de Jesús: siempre deseó anunciar la Buena Nueva que traía a los hombres por parte de Dios, el establecimiento definitivo de su reinado en el mundo.
El comienzo lo tenemos en Mc 1,14: “Después que apresaron a Juan, Jesús fue a la provincia de Galilea y empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios”. A partir de esto, todo su ministerio es anunciar, enseñar, explicar el Evangelio: en la sinagoga (Mc 1,21); en las casas y en las plazas (Mc 1,39); en las ciudades y aldeas (Mt 11,1); en Galilea y Judea (Lc. 4,44); en los montes y en los campos (Mt 5,1-2); junto al mar (Mc 4,1; Lc 5,3); en el templo de Jerusalén (Mc 12,35; 14,49; Jn 7,14 -28; 18,20).
Aquí es clave recordar sintéticamente que “Jesús iba recorriendo ciudades y aldeas, predicando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios” (Lc 8,1); Iba enseñando por ciudades y aldeas mientras se dirigía a Jerusalén (Lc 13,22). Es una necesidad para Jesús, necesidad que forma parte del plan de Dios sobre él, es su misión.
Cuando se le trata de detener en algún lugar, expresa que quiere recorrer, predicar, expulsar demonios (Mc 1,36-39; Mt 4, 23-24; Lc 4, 31 – 32). Es itinerante.
Esta actividad misionera y evangelizadora brota de su compasión por la necesidad que tienen las multitudes de alguien que los guíe, ilumine y alimente (Mt 9,36-38; Mc. 6,34; Lc 10, 2)
La actividad Misionera de Jesús tiene también la dimensión de la enseñanza (didavkw) dirigida a sus discípulos, que explicita, amplía y aclara lo enseñado a los seguidores en general (Mc 4,10 ss; Mt 13, 36 ss; 15,15; Mc 7,17; 8,31; 9,28-29; 10,10; Jn 14,16, sobre todo Jn. 15,15)

La vida de los primeros discípulos y servidores, una pasión por el Evangelio.
El servicio del Evangelio es la actividad fundamental que caracteriza la existencia y la conciencia de los discípulos y servidores de las comunidades. Son hombres preocupados por la urgencia del anuncio del Evangelio.

En la vida de Jesús.
El discípulo y el apóstol, como prototipo del discípulo, aparece como el “acólito” (akolouqein); acompañante y seguidor de Jesús. No es simplemente “estar con El”, disfrutar de su compañía, sino “ir con El” por su camino de anuncio, preparándose así para continuar el mismo camino y la misión del Maestro.
El discipulado auténtico de Jesús consiste en “seguirle” en su mismo género de vida, su itinerancia, motivada por su pasión de anunciar el Evangelio y por el deseo de anunciarlo por doquier.
El llamado a seguir a Jesús es para el envío (Mc 1,17; 3,13-15)
El envío implica asumir a los discípulos como “mensajeros y colaboradores” (Mt. 9,37; Lc 10,2). Deben rogar porque haya más oyentes dóciles al mensaje de Jesús, que obedezcan a la vocación concreta de seguirle para luego ponerse al servicio del anuncio del Reino. ( Mc 6, 6 –13; Lc. 9, 1- 6)
En Mateo, el dicho de Jesús “rogad al Señor de la mies...” es consecuencia de la mirada que Jesús dirige a la multitud, conmovido por el abandono en que se encuentran: “cansados y derrumbados como ovejas sin pastor” (Mt 9, 36). Esta compasión es la que mueve a Jesús a enviar a sus discípulos. En Lucas el envío es el primer fruto de la oración al dueño de la mies para que envíe obreros a ella ( Lc 10,2-5).
Las mismas perspectivas aún más acentuadas se observan en Lucas:
El acompañar a Jesús, supone dejarlo todo (Lc 5,11.28)
El motivo es claro: llegar a ser pescadores de hombres ( Lc. 5,11; 9,57-62)
Entonces el objetivo del llamamiento y de su radicalidad no es estar con Jesús, sino la premura de ir a anunciar el Reino. El anuncio urge de tal modo que ni sepultar al padre muerto puede detenerlo.
En el AT. Dios mismo arrancaba a los profetas de su oficio y familia (Am 7,15). Jesús arranca de las ataduras humanas para que lo sigan. Seguimiento significa la comunión ilimitada de destino que, siguiendo al Maestro, es capaz de privaciones y sufrimientos.
¿Qué intención tiene Jesús al llamar a seguirlo de modo tan vinculante, absoluto, radical?. La respuesta hay que buscarla en la línea de la finalidad del llamado veterotestamentario.
Moisés, fue llamado y enviado “para sacar al pueblo de Egipto” (Ex 3, 1 ss)
Gedeón, “para salvar a Israel de la mano de Madián. (Jue 6,14).
La itinerancia, género de vida que caracteriza a los prototipos de las figuras ministeriales.
Adoptaron el mismo estilo de vida en seguimiento de Jesús y urgidos por el mismo deseo de servir al Evangelio: la itinerancia. Los doce, los siete, los apóstoles y profetas. Pablo y Bernabé, están en esa línea.
En todos estos casos se ve que lo dejaron todo (Mc. 10,28 ss). Como la de Jesús, su vida no tiene seguridades (Mt 8,20); renuncian a su familia (Mt 8,22; 10,29; Mc 1,20), a sus propiedades (Mt 10,10-17 ss; He 4, 36); se exponen a peligros; afrontan juicios, azotes, cárceles, muerte. Solo el Espíritu los defiende (Mt 10,17 ss).
Pedro y Juan son prototipo de los doce. Aparecen urgidos de anunciar a Jesús, una vez, que reciben la fuerza de lo alto.
(Hch 2,40); todos los días insistentemente, asiduamente con valentía (Hch 4, 31), con poder ( Hch 4,33). El resto de los doce vive un estilo de vida semejante.
Los siete, aparecen pronto como misioneros (Hch 8,4). Felipe predica en Samaría (Hch 8,5-6) En el camino a Gaza ( Hch 8,26), en Azoto (Hch 8,40); en todas las ciudades . Esteban está lleno de gracia y fortaleza ( Hch. 6,8); “de Espíritu Santo y de fe ( Hch 6,5); no podían resistir a su sabiduría y al Espíritu con que hablaban (Hch 6,10). Estas son expresiones que dan a entender, la pasión, el coraje, el entusiasmo en el trabajo misionero. De Bernabé se dice que estaba lleno del Espíritu Santo y de fe (Hch 11,24).
Pedro y Juan (Hch. 4,19-20.30; 5,29.41-42). Son textos que expresan vivamente la conciencia apasionada que no puede dejar de anunciar. Esa es la misión.
De Pablo, basta recordar sus viajes apostólicos y su anuncio del Evangelio a judíos y griegos. Es un apasionado del Evangelio, un segregado, separado para el evangelio (Rm 1,1) ue no tiene otra razón de ser que hablar, vivir, morir por el Evangelio. Se sabe ministro de Dios, en el Evangelio de Cristo ( 1 Tes 3,2), que lo anuncia en medio de luchas (1 Tes 2,2). Lo anuncia gozosamente dándose el mismo. Actúa en todo por el Evangelio (1 Cor 9,23). El Evangelio es su único motivo de gloria. Se preocupa de que no haya otro Evangelio ( 2 Cor 11,4 -5; Gal 6,11-16) y de que la verdad del Evangelio permanezca en los creyentes (Gal 2,5). Ha sido constituido ministro del Evangelio (Col 1,23). Lo puede llamar “su Evangelio”. Sus cadenas son ocasionadas por el Evangelio. Se sabe enviado para evangelizar ( 1 Cor 1,17). Todas las ocasiones, hasta la cárcel, son buenas para evangelizar (Gal 4,13). Al final de su vida lo único que le importa es el Evangelio, ni siquiera le preocupa su vida: quiere llevar a plenitud el ministerio que se le ha confiado, de testificar el Evangelio de la gracia de Dios ( Hch 20,24). En síntesis : “ no hay gloria para mí al anunciar el Evangelio”. Para mí es una obligación. Pobre de mi si no anuncio el Evangelio. Si lo hiciera por iniciativa propia, podría esperar recompensa. Pero si me obligan a hacerlo, se me ha confiado una administración ( 1 Cor 9,16). Pablo se identifica con la misión: No llevarla a cabo es quedar destruido, sin identidad.

3.2.2.3. El afán por el Evangelio característica de las demás figuras ministeriales.
Priscila-Aquila, que acompañan a Pablo (Hch 18,18) al encontrar a Apolo, le exponen con esmero el camino de Dios (Hch 18,26), ofrecen su casa para que allí se congregue la Iglesia ( 1 Cor 16,19; Rm 16,3).
Apolo instruido, vuelve a Corinto y rebate a los judíos (Hch 18,23); trabaja afanosamente en Corinto (1 Cor 3,4-9); entrega su vida a los Corintios (1Cor 3,23). Está dispuesto a continuar la labor de servidor del Evangelio (1 Cor 16,12).
Febe al servicio de la Iglesia de Cencreas, es digna de estima y asistencia porque protegió a muchos (Rm 16,2-6).
Los dirigentes ( egoumenoi): y los que presiden (proistemenoi):(1Ts 5,12). No sabemos quienes son, ni cual es su encargo concreto, pero se dice que merecen estima, respeto y obediencia, porque se afanan por las comunidades, corrigen, consuelan, fortalecen, aguantan a todos, transmiten la palabra, se desvelan por los creyentes ( Hb 13,7-17).
Los Presbíteros ya en el último periodo del Nuevo Testamento se dice que deben estar constantemente atentos y vigilantes sobre su grey. (Hch 20, 28-32) no por la fuerza, sino espontáneamente; no por su interés sino voluntariamente (1P. 5,1-5) y cuidar diligentemente de la comunidad como de su propia casa (1 Tm 3,5 )
En conclusión la pasión por el Evangelio está en el origen de los ministerios y caracteriza la existencia de los ministros.
Finalmente, “le aseguro que no hay banco que pague los más elevados intereses que el banco del Amor Divino. Pobre de ti, hermana mía si eres tan tacaña que aprietas en tus manos egoístas el “ talento” que Dios te ha dado para los demás pues ese “talento” quemará tus manos...., porque la felicidad proviene del saber amar, del saber darse, del saber abrir las manos con amor a los Cristos pobres y necesitados regalos de Dios, que el pone en nuestro camino”. Cc 01/88.
Así, que, a caminar comienza la búsqueda del amor en ti, permítele que transforme y que inspire tu vida, tu vocación y tu misión. ¡Qué alegría poder crecer en el amor y hacerlo crecer en otros y en otras para que este amor se socialice y su efecto sea la construcción del Reinado de Dios ahora y en este presente.! “Civilización del Amor” (Juan Pablo II).

P. Alexánder Echeverry Arévalo. cjm