martes, 4 de mayo de 2010

PLAN GLOBAL 2004-2009 - JUSTIFICACIÓN


Guayllabamba, Febrero 24 de 2005

Queridas hermanas:
Pongo en sus manos este nuevo ejercicio de planeación de la Congregación de Hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia, el mismo que ha sido debidamente revisado, trabajado y aceptado por el Consejo General y con el aporte valioso de cada una de ustedes.
Hacía falta una planeación a nivel Congregacional como instrumento válido para impulsar, con más dinamismo, todo nuestro quehacer comunitario a nivel general. Por lo tanto, hermanas, las invito a acoger este nuevo trabajo con gran amor y en la esperanza de contribuir al desarrollo de la vida de la Iglesia y de nuestra Congregación mirando siempre al presente y al futuro.
Confío plenamente en esa gran dosis de buena voluntad y generosidad de todas y de cada una en particular, para unir nuestros esfuerzos y lanzarnos a seguir trabajando por la causa del Reino. Agradezco de todo corazón al P. Alexander Echeverry Arévalo, Sacerdote Eudista; así, como a las hermanas del Consejo General quienes, con tanta dedicación, han colaborado en la elaboración de este proyecto.
Que la Virgen María, nuestra madre nos bendiga en este nuestro proyecto que ahora comenzamos.
Afectísima en Cristo misionero,

Hna. Consuelo Aguilar, msi
Superiora General


INTRODUCCIÓN
«Hacerlo todo para cumplir nuestra misión de amor»
Es el secreto para seguir trabajando con la misma ilusión hasta morir. Frase con la que nuestro Padre Fundador expresa el objetivo más hondo y sublime del “SER” Misionera Social de la Iglesia.
Queridísimas hermanas, con toda seguridad esta “MISIÓN DE AMOR PARA AMAR AL AMOR” en el hoy y aquí de nuestra vocación y consagración específicas, dará los frutos deseados si cada Misionera, dócil al Espíritu, en su comunidad fraterna, diariamente, se revitaliza y se renueva con la fuerza de la oración profunda y la contemplación del verdadero Amor que lo llena todo y lo hace todo nuevo.
Así, que, para expresar este amor, saber darse, saber abrir las manos a los cristos pobres y necesitados, verdaderos regalos a nuestra vocación y carisma, el Gobierno de la Congregación, se permite presentar el siguiente Plan Global previsto hasta el 2009.
Este trabajo mancomunado, comprende, en primer lugar, el ejercicio dedicado de todas hermanas participantes de la Asamblea General de septiembre de 2004 que, a partir de cuatro ejes temáticos: Gobierno General, Formación, Misión y Carisma, Personal y Comunidad, expresaron sin temor, pero, mirando más las posibilidades de crecimiento, las fortalezas, las limitaciones, las causas, consecuencias y las sugerencias respectivas.
Finalmente, el Consejo General, con la ayuda del P. Alexánder Echeverry, cjm, con lo hecho por las hermanas asambleístas, convirtieron esos mismos ejes temáticos en estrategias de planeación del presente Plan Global que, con la orientación del Gran Amor, y su Santo Espíritu, esperamos saber conducir esta barca, nuestra familia Misionera Social de la Iglesia.
Hna. Ángela Jima, msi
Vicaria General

Finalidad:
Promover y desarrollar en la Iglesia el Amor Misionero y Misericordioso de Dios para que broten los signos del Reino en todos los hambrientos de Dios, de pan y de cultura.

Visión:
Las hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia, Vivirán con pasión interna y externamente el sentimiento de la compasión itinerante de Dios.

MARCO DOCTRINAL: PREPARARSE PARA RENOVARSE EN EL AMOR
«Ahí está el secreto para seguir trabajando con la misma ilusión hasta morir: hacerlo todo para cumplir nuestra MISIÓN DE AMOR»
Frase hermosa del P. Julián Lorente, fundador de las hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia, con la cual está expresando el objetivo más sublima: “amar al Amor”. Esta verdad de amor debe resonar en los corazones de toda Hermana Misionera Social de la Iglesia, para enfocar bien su misión y carisma en la sociedad y en la Iglesia, buscando siempre la perfecta gloria de Dios.
Esta frase, “Misión de Amor”, está dentro de la carta de septiembre de 1982, en la cual el P. Julián, expresa hasta donde debe llegar la locura por Jesucristo y cuál debe ser la actitud de toda religiosa Misionera Social, frente a su trabajo apostólico, que muchas veces es mal pagado, vituperado y menospreciado. Pero, ¡qué bueno que la gratuidad venga de Dios! Porque si viene de quienes ustedes han ayudado, entonces no tendría valor su trabajo.
Con lo anterior, podríamos decir que, esta frase en la apropiada para pregonar la razón de ser de esta comunidad en la Iglesia, por tanto, su trabajo apostólico debe estar enfocado en continuar y completar el reinado de amor de Jesucristo en todos los ambientes sociales (mies mundana), a los cuales han sido llamadas ustedes.
Este llamado es específico y especial, ya que comporta el compromiso de encender el amor, con el Amor, en aquellos, en los cuales, los males sociales están apagando la llama de la vida eterna en esta historia. De ahí, que todas ustedes tendrán que entrar a renovar la mente, y, el corazón, y, las estructuras de misión de esta Congregación.
La Misión de Amor, requiere renovarse hacia dentro para que pueda brotar un amor acrisolado que pueda ser verdadero “Oro de Amor” de Jesús a través de ustedes. Si no hay la disponibilidad de sanar heridas, entonces, la terquedad y la cerrazón obnubilarán la luz del amor en ustedes, quedarán marchitas, infecundas y baldías para el amor en ustedes y para propagarlo en la misión.
Recuerda:“el Amor Divino es fuego que abraza, que quema, que destruye todo lo que hay en nosotros de miserable, para crear una nueva criatura en perfecta armonía con Jesucristo su Hijo, nuestro modelo” ( P. Julián. Cc 04/ 1990).
La memoria aseguraba al pueblo de Israel y a la primitiva comunidad cristiana , la permanencia en la fidelidad al Señor, la solidez de una identidad particular, y la fuerza para renovar, mediante la creatividad del Espíritu, la vida común y la misión permanente. Por eso, hacer memoria fundacional y traer a la vida ese amor que les cautivó, les asegurará audacia e intrepidez para el presente y para el trabajo por desarrollar.
Ese Amor es hoguera intensa e inextinguible que llega a tu pobre madera humedecida por la costumbre, el miedo al cambio, el capricho, el apego a las cosas, lugares, personas, la seguridad falsa que brinda el mundo, y la enciende en llamas de amor que consumen este anquilosamiento religioso, purificándote y haciendo de ti, una antorcha social encendida perennemente en medio de la comunidad y del trabajo en la mies. Por eso, hay que empezar a organizarse, planear la vida y el rumbo que debe seguir este amor divino en el mundo y en la Iglesia a través de ustedes, corredoras y atletas, en esta carrera de amor por pregonar a los cuatro vientos el Amor que debe ser amado: Jesucristo.
“El Señor no nos concede la gracia como una linterna que se guarda en el bolsillo para uso particular; ni nos ha constituido en lámparas del Santísimo, sino que nos ha plantado en la sociedad como farolas públicas para que alumbremos la casa, la cuadra, el barrio, el trabajo, la familia, el matrimonio, las amistades, los corazones rotos y apagados, porque: “Vosotros sois la luz del mundo” ( Mt 5,14) ( Atilano Alaiz. La conversión de los buenos).
Esta gracia que ustedes han recibido para dejarse formar por el Espíritu en una comunidad fraterna en el amor, requiere ir caminando a la par y al ritmo del mundo para poder dar respuestas de Amor de Dios que impregnen corazones, satisfagan expectativas, indiquen senderos de santidad y de renovación en la sociedad y sus ambientes. De ahí, que esta gracia hay que ponerla a producir y para que los frutos en ustedes sean abundantes y movidos por el mismo Espíritu.
La gracia que Dios les ha dado de ser amor en la Iglesia y de comunicarlo en medio de una sociedad sin amor, con falsos amores y mendicante de cualquier amor, les obliga a estar en profunda oración y contemplación del verdadero Amor, para que recibiendo de él todo, puedan darlo todo sin esperar nada a cambio. Su pequeño corazón se convierte en lugar permanente del gran e inmenso amor de Dios que lo llena todo y lo hace todo nuevo. Si esto es así, entonces, tiene sentido estar pensando cómo navegar en este mundo, qué rutas, qué guías y que compañeras y compañeros necesitan para cumplir esta misión de amor. Por eso, es pertinente entrar en estado de revitalización y renovación comunitaria, para encontrar la fuerza de Dios y socializarla en medio de las personas.
La planeación no es la panacea, pero sí, les dará directrices claras por donde encaminar todo ese potencial de Amor Misionero que el Señor les ha dado y les seguirá dando porque: “ el amor es una exigencia a la cual no puedes resistirte”. Por tanto, es preciso que en esta planeación se involucre cada hermana, ya que cada una de ustedes es una llama que se necesita para que la hoguera de amor crezca y el Señor resplandezca a través de ustedes. Recuerden: “no amar es morir” ( P. Julián).

1. IMÁGENES ERRÓNEAS DEL DISCIPULO MISIONERO
El simple hecho de predicar o misionar no está exento de concepciones equivocadas y generalmente hacen más mal que bien a la causa del evangelio. Veamos algunos ejemplos:
HUMANISMO SIN APERTURA A LA TRASCENDENCIA. Posee el misionero una excesiva insistencia en lo temporal y en los valores humanos, descuidando los llamados tradicionalmente sobrenaturales.
ESPIRITU DESENCARNADO. Será el polo opuesto. Es una especie de misticismo que busca la solución de todos los problemas humanos o los interpreta, a través de los medios sobrenaturales, con actitudes de desprecio o desconfianza hacia lo temporal.
CLERICALISMO. ( madre súper superiora). Actitud con la que se enjuicia sin criterios cristianos y sí con criterios moralizantes y dogmáticos. Busca protagonismo, toda acción está centrada alrededor del misionero y sus pensamientos; su estilo es impositivo, excluyente y paternalista. Sobreprotección que no hace crecer.
ACTIVISMO. La acción es casi como el único fin. Es bueno lo que produce mucho y pronto. Este inmediatismo pragmático supone el peligro de la vaciedad interior, de la pérdida de las motivaciones y del desplazamiento hacia otros movimientos o pedagogías mas eficaces.
INTELECTUALISMO. Identificación del cristianismo con lo doctrinal, lo ideológico, del que el sentimiento de la vida están ausentes; cuando la vida se domina intelectualmente, se etiqueta, se generalizan los problemas, se diagnostican las soluciones, y se tiene la impresión de que se “vive”. Identificación de ser cristiano con lo doctrinal.
SNOBISMO. Búsqueda de todo lo nuevo en experiencias, ideas, técnicas; todo, por un afán de novedad de escapar a la rutina, de ser admitido en los grupos que viven otros valores; aceptar lo nuevo sin juicio crítico. Intento de fundamentar todas las actitudes en el Evangelio. Afán de novedad.
CENACULISMO. Posee espíritu de Ghetto, propio de grupos donde existe o se busca un fuerte calor humano o espiritual. Muy centrado sobre la propia vida de grupo, con mucha carga afectiva y poca proyección social. La vida de grupo los acapara: hacen y viven su escala de valores, y a menudo, desatan su agresividad contra otros grupos o mentalidades, engendrando una intolerancia notoria.
CONTESTATARIO. Son grupos generalmente de jóvenes con tendencia elitista, fuertemente agresivos, que crean su propio credo y moral en nombre de la autenticidad social o cristiana; están sumamente influidos por una sicología propia de minoría profética y condicionada por un análisis parcial de la realidad, con evidente peligro de subjetivismo. Protestan, no escuchan; solo hablan.

2. IMÁGENES ACERTADAS DEL DISCÍPULO MISIONERO
Ser DISCÍPULO, servidor, comporta el siguiente decálogo .
Su origen es la gracia del Señor quien llama y elige.
Su calidad dependerá de la capacidad de servicio y las motivaciones esenciales para ejercer su servicio.
Su dinamicidad estará marcada por la apertura al Espíritu y la permanencia y adhesión al Señor en medio de la comunidad.
Su efectividad sólo será medida por la comunidad que necesita del servidor y sus servicios, pero que también evaluará su eficacia.
Su alimento será la adhesión total a la Palabra viva y testimoniada, a la Eucaristía alimento espiritual y de comunión, y a la laboriosidad empleada y compartida en medio de los hermanos.
Su fuerza y actualización lo obtendrá de la efusión viva y transformante del Espíritu de Dios que todo lo recrea y hace nuevo.
Su especificidad estará marcada por su rol y labor, pero en el esquema de apertura y comunión.
Su sentido eclesial será la complementariedad, solidaridad, trabajo colegial, sentido de Iglesia, obediencia solícita, prudencia y sabiduría de Dios.
Su formación dependerá del Espíritu y de quienes estén al frente, con autoridad de vida e idoneidad, para orientar y enseñar.
Su marketing será su propia vida, persona, actitudes, perspectivas, sueños, etc., fundamentados en el Señor Jesucristo.

EL SERVICIO DEL DISCÍPULO MISIONERO
Abordemos desde la perspectiva neotestamentaria la figura del discípulo del Señor colocando como punto de reflexión el servicio, con el fin de puntualizar para la Misionera Social de la Iglesia su verdadera razón de ser: servir al Amor, en su amor, para dar el Amor.
Cabe aclarar que hablaremos en categorías ministeriales, pero éstas no serán obstáculo para iluminar el propósito de impulsar renovación intracomunitaria y el ejercicio apostólico de ustedes. De ahí, que al hablar de ministerios y servidores, estaremos tocando igualmente las fibras sensibles de la experiencia ministerial de ustedes como Misioneras (ministras de la Iglesia) con un carisma especial.

3.1 El servicio al Evangelio, pasión fundamental de la Iglesia en la época del N. T.
El NT. es un testimonio sobre la única y fundamental preocupación; la pasión por el Evangelio. Los primeros creyentes están preocupados solo por transmitir la Buena Noticia de Jesús, dar a conocer su Evangelio y su resurrección (ad intra y ad extra). La Iglesia se evangeliza y es evangelizadora.
La pasión por Evangelio, razón de ser del ministerio de Jesús.
Esta pasión marcó la existencia de Jesús: siempre deseó anunciar la Buena Nueva que traía a los hombres por parte de Dios, el establecimiento definitivo de su reinado en el mundo.
El comienzo lo tenemos en Mc 1,14: “Después que apresaron a Juan, Jesús fue a la provincia de Galilea y empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios”. A partir de esto, todo su ministerio es anunciar, enseñar, explicar el Evangelio: en la sinagoga (Mc 1,21); en las casas y en las plazas (Mc 1,39); en las ciudades y aldeas (Mt 11,1); en Galilea y Judea (Lc. 4,44); en los montes y en los campos (Mt 5,1-2); junto al mar (Mc 4,1; Lc 5,3); en el templo de Jerusalén (Mc 12,35; 14,49; Jn 7,14 -28; 18,20).
Aquí es clave recordar sintéticamente que “Jesús iba recorriendo ciudades y aldeas, predicando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios” (Lc 8,1); Iba enseñando por ciudades y aldeas mientras se dirigía a Jerusalén (Lc 13,22). Es una necesidad para Jesús, necesidad que forma parte del plan de Dios sobre él, es su misión.
Cuando se le trata de detener en algún lugar, expresa que quiere recorrer, predicar, expulsar demonios (Mc 1,36-39; Mt 4, 23-24; Lc 4, 31 – 32). Es itinerante.
Esta actividad misionera y evangelizadora brota de su compasión por la necesidad que tienen las multitudes de alguien que los guíe, ilumine y alimente (Mt 9,36-38; Mc. 6,34; Lc 10, 2)
La actividad Misionera de Jesús tiene también la dimensión de la enseñanza (didavkw) dirigida a sus discípulos, que explicita, amplía y aclara lo enseñado a los seguidores en general (Mc 4,10 ss; Mt 13, 36 ss; 15,15; Mc 7,17; 8,31; 9,28-29; 10,10; Jn 14,16, sobre todo Jn. 15,15)

La vida de los primeros discípulos y servidores, una pasión por el Evangelio.
El servicio del Evangelio es la actividad fundamental que caracteriza la existencia y la conciencia de los discípulos y servidores de las comunidades. Son hombres preocupados por la urgencia del anuncio del Evangelio.

En la vida de Jesús.
El discípulo y el apóstol, como prototipo del discípulo, aparece como el “acólito” (akolouqein); acompañante y seguidor de Jesús. No es simplemente “estar con El”, disfrutar de su compañía, sino “ir con El” por su camino de anuncio, preparándose así para continuar el mismo camino y la misión del Maestro.
El discipulado auténtico de Jesús consiste en “seguirle” en su mismo género de vida, su itinerancia, motivada por su pasión de anunciar el Evangelio y por el deseo de anunciarlo por doquier.
El llamado a seguir a Jesús es para el envío (Mc 1,17; 3,13-15)
El envío implica asumir a los discípulos como “mensajeros y colaboradores” (Mt. 9,37; Lc 10,2). Deben rogar porque haya más oyentes dóciles al mensaje de Jesús, que obedezcan a la vocación concreta de seguirle para luego ponerse al servicio del anuncio del Reino. ( Mc 6, 6 –13; Lc. 9, 1- 6)
En Mateo, el dicho de Jesús “rogad al Señor de la mies...” es consecuencia de la mirada que Jesús dirige a la multitud, conmovido por el abandono en que se encuentran: “cansados y derrumbados como ovejas sin pastor” (Mt 9, 36). Esta compasión es la que mueve a Jesús a enviar a sus discípulos. En Lucas el envío es el primer fruto de la oración al dueño de la mies para que envíe obreros a ella ( Lc 10,2-5).
Las mismas perspectivas aún más acentuadas se observan en Lucas:
El acompañar a Jesús, supone dejarlo todo (Lc 5,11.28)
El motivo es claro: llegar a ser pescadores de hombres ( Lc. 5,11; 9,57-62)
Entonces el objetivo del llamamiento y de su radicalidad no es estar con Jesús, sino la premura de ir a anunciar el Reino. El anuncio urge de tal modo que ni sepultar al padre muerto puede detenerlo.
En el AT. Dios mismo arrancaba a los profetas de su oficio y familia (Am 7,15). Jesús arranca de las ataduras humanas para que lo sigan. Seguimiento significa la comunión ilimitada de destino que, siguiendo al Maestro, es capaz de privaciones y sufrimientos.
¿Qué intención tiene Jesús al llamar a seguirlo de modo tan vinculante, absoluto, radical?. La respuesta hay que buscarla en la línea de la finalidad del llamado veterotestamentario.
Moisés, fue llamado y enviado “para sacar al pueblo de Egipto” (Ex 3, 1 ss)
Gedeón, “para salvar a Israel de la mano de Madián. (Jue 6,14).
La itinerancia, género de vida que caracteriza a los prototipos de las figuras ministeriales.
Adoptaron el mismo estilo de vida en seguimiento de Jesús y urgidos por el mismo deseo de servir al Evangelio: la itinerancia. Los doce, los siete, los apóstoles y profetas. Pablo y Bernabé, están en esa línea.
En todos estos casos se ve que lo dejaron todo (Mc. 10,28 ss). Como la de Jesús, su vida no tiene seguridades (Mt 8,20); renuncian a su familia (Mt 8,22; 10,29; Mc 1,20), a sus propiedades (Mt 10,10-17 ss; He 4, 36); se exponen a peligros; afrontan juicios, azotes, cárceles, muerte. Solo el Espíritu los defiende (Mt 10,17 ss).
Pedro y Juan son prototipo de los doce. Aparecen urgidos de anunciar a Jesús, una vez, que reciben la fuerza de lo alto.
(Hch 2,40); todos los días insistentemente, asiduamente con valentía (Hch 4, 31), con poder ( Hch 4,33). El resto de los doce vive un estilo de vida semejante.
Los siete, aparecen pronto como misioneros (Hch 8,4). Felipe predica en Samaría (Hch 8,5-6) En el camino a Gaza ( Hch 8,26), en Azoto (Hch 8,40); en todas las ciudades . Esteban está lleno de gracia y fortaleza ( Hch. 6,8); “de Espíritu Santo y de fe ( Hch 6,5); no podían resistir a su sabiduría y al Espíritu con que hablaban (Hch 6,10). Estas son expresiones que dan a entender, la pasión, el coraje, el entusiasmo en el trabajo misionero. De Bernabé se dice que estaba lleno del Espíritu Santo y de fe (Hch 11,24).
Pedro y Juan (Hch. 4,19-20.30; 5,29.41-42). Son textos que expresan vivamente la conciencia apasionada que no puede dejar de anunciar. Esa es la misión.
De Pablo, basta recordar sus viajes apostólicos y su anuncio del Evangelio a judíos y griegos. Es un apasionado del Evangelio, un segregado, separado para el evangelio (Rm 1,1) ue no tiene otra razón de ser que hablar, vivir, morir por el Evangelio. Se sabe ministro de Dios, en el Evangelio de Cristo ( 1 Tes 3,2), que lo anuncia en medio de luchas (1 Tes 2,2). Lo anuncia gozosamente dándose el mismo. Actúa en todo por el Evangelio (1 Cor 9,23). El Evangelio es su único motivo de gloria. Se preocupa de que no haya otro Evangelio ( 2 Cor 11,4 -5; Gal 6,11-16) y de que la verdad del Evangelio permanezca en los creyentes (Gal 2,5). Ha sido constituido ministro del Evangelio (Col 1,23). Lo puede llamar “su Evangelio”. Sus cadenas son ocasionadas por el Evangelio. Se sabe enviado para evangelizar ( 1 Cor 1,17). Todas las ocasiones, hasta la cárcel, son buenas para evangelizar (Gal 4,13). Al final de su vida lo único que le importa es el Evangelio, ni siquiera le preocupa su vida: quiere llevar a plenitud el ministerio que se le ha confiado, de testificar el Evangelio de la gracia de Dios ( Hch 20,24). En síntesis : “ no hay gloria para mí al anunciar el Evangelio”. Para mí es una obligación. Pobre de mi si no anuncio el Evangelio. Si lo hiciera por iniciativa propia, podría esperar recompensa. Pero si me obligan a hacerlo, se me ha confiado una administración ( 1 Cor 9,16). Pablo se identifica con la misión: No llevarla a cabo es quedar destruido, sin identidad.

3.2.2.3. El afán por el Evangelio característica de las demás figuras ministeriales.
Priscila-Aquila, que acompañan a Pablo (Hch 18,18) al encontrar a Apolo, le exponen con esmero el camino de Dios (Hch 18,26), ofrecen su casa para que allí se congregue la Iglesia ( 1 Cor 16,19; Rm 16,3).
Apolo instruido, vuelve a Corinto y rebate a los judíos (Hch 18,23); trabaja afanosamente en Corinto (1 Cor 3,4-9); entrega su vida a los Corintios (1Cor 3,23). Está dispuesto a continuar la labor de servidor del Evangelio (1 Cor 16,12).
Febe al servicio de la Iglesia de Cencreas, es digna de estima y asistencia porque protegió a muchos (Rm 16,2-6).
Los dirigentes ( egoumenoi): y los que presiden (proistemenoi):(1Ts 5,12). No sabemos quienes son, ni cual es su encargo concreto, pero se dice que merecen estima, respeto y obediencia, porque se afanan por las comunidades, corrigen, consuelan, fortalecen, aguantan a todos, transmiten la palabra, se desvelan por los creyentes ( Hb 13,7-17).
Los Presbíteros ya en el último periodo del Nuevo Testamento se dice que deben estar constantemente atentos y vigilantes sobre su grey. (Hch 20, 28-32) no por la fuerza, sino espontáneamente; no por su interés sino voluntariamente (1P. 5,1-5) y cuidar diligentemente de la comunidad como de su propia casa (1 Tm 3,5 )
En conclusión la pasión por el Evangelio está en el origen de los ministerios y caracteriza la existencia de los ministros.
Finalmente, “le aseguro que no hay banco que pague los más elevados intereses que el banco del Amor Divino. Pobre de ti, hermana mía si eres tan tacaña que aprietas en tus manos egoístas el “ talento” que Dios te ha dado para los demás pues ese “talento” quemará tus manos...., porque la felicidad proviene del saber amar, del saber darse, del saber abrir las manos con amor a los Cristos pobres y necesitados regalos de Dios, que el pone en nuestro camino”. Cc 01/88.
Así, que, a caminar comienza la búsqueda del amor en ti, permítele que transforme y que inspire tu vida, tu vocación y tu misión. ¡Qué alegría poder crecer en el amor y hacerlo crecer en otros y en otras para que este amor se socialice y su efecto sea la construcción del Reinado de Dios ahora y en este presente.! “Civilización del Amor” (Juan Pablo II).

P. Alexánder Echeverry Arévalo. cjm

No hay comentarios:

Publicar un comentario